La evaluación diagnóstica del trastorno límite de personalidad (TLP) es una tarea de elevada complejidad a causa de la diversidad de criterios diagnósticos que lo definen, la heterogeneidad clínica que supone la combinación de estos y la frecuente asociación del TLP con otros trastornos. 

Un buen protocolo de evaluación diagnostica específica se suele iniciar con una primera visita por un profesional. Seguidamente e habitual programar una serie de sesiones de evaluación en las que se realizan entrevistas estructuradas y semiestructuradas al consultante, así como a la familia y/o su entorno. Además, es habitual la administración de pruebas psicométricas específicas y exhaustivas a lo largo de varias semanas para poder definir el cuadro clínico con mayor precisión.

Al final de la exploración, es idóneo la entrega de un informe clínico con el resultado de la evaluación completa y asesoramiento, de forma personalizada en cada caso, sobre el diseño del plan de tratamiento individualizado (PTI) más idóneo, si es que se precisa.